Una de las cosas más valoradas dentro del espectro culinario que tiene el sésamo o ajonjolí es que aporta excelentes propiedades a través de sus ácidos grasos de calidad, dando un toque destacable su presencia en cualquier plato. Es que allí se destaca por su sabor suave, algo mantecoso, aceitoso y sumamente agradable, que combina con gran cantidad de preparaciones.
El sésamo se viene empleando en la cocina desde tiempos remotos en territorios asiáticos y africanos. Pero seguramente quienes propiciaron su llegada a territorio europeo fueron los árabes, quienes lo emplean en multitud de preparaciones. Ahora puede encontrarse en todo tipo de comidas.
Su uso es realmente diverso y puede emplearse el ajonjolí en sus diferentes formatos. Ya sea utilizando sus semillas crudas, tostadas, molidas en forma de pasta de sésamo o también en aceite (muy concentrado y con sabor característico), ya que el ajonjolí es tremendamente oleaginoso y calórico (más de 500 kcal por cada 100 gramos).
Algunos platos típicos y emblemáticos que incluyen al sésamo son la salsa taratur, el hummus de garbanzos o el baba ganoush de berenjenas, entre muchos otros.