La malva crece desde el nivel del mar hasta los 1500 metros de altitud, por lo tanto presenta características que le permiten desarrollarse en varios tipos de clima. Sin embargo, esta especie prefiere las condiciones templadas.
Para cultivar la malva se puede reproducir a partir de semillas o multiplicar mediante el transplante de esquejes. Esta planta se reproduce con mucha facilidad, es muy común que las malvas generen semillas que posteriormente caen al suelo y brotan como nuevas plantas.
Si se quiere cultivar mediante semillas, es aconsejable sembrarlas a principios de la primavera. La malva crece mejor en suelos sueltos (que no se encuentren compactados) y que tengan un buen drenaje. Esta planta no necesita un riego abundante, además un exceso puede impedir que se desarrolle de buena forma, ya que no soporta muy bien las condiciones de mucha humedad.
La malva prefiere ambientes que tengan abundante luminosidad durante gran parte del día. Los mejores lugares para su siembra son aquellos que tienen alternancia entre sol y sombra, pero en donde prevalece la llegada de radiación solar.