Cultivo de la alfalfa

La la planta de alfalfa o mielga es extensamente cultivada para el consumo de ganado (planta forrajera). El cultivo de alfalfa se da de excelente forma en climas frescos y húmedos; sin embargo, esta planta resiste de muy buena forma las heladas, por lo cual puede ser plantada en climas donde los inviernos presenten durante algunos días temperaturas mínimas por debajo de los 0 grados Celsius.

La germinación de la semilla de alfalfa se da a temperaturas bajas, del orden de los 3 – 4 grados Celsius, por lo cual su fecha ideal para ser sembrada es a final del otoño o principios del invierno.

Debido al gran crecimiento del sistema radicular que presenta la planta de alfalfa, es necesario realizar su cultivo en suelos muy profundos (sobre 1 metro) y que presenten un buen sistema de drenaje. El método ideal de siembra a gran escala es mediante la técnica del voleo, si se realiza en un huerto de pequeña escala lo ideal es sembrar cada semilla a unos 3 centímetros de profundidad del suelo, y separar cada planta por unos 15 centímetros de distancia.

Esta planta, al igual que todas las pertenecientes a la familia de las leguminosas cumple una función muy importante dentro de una huerta, ya que posee una capacidad para fijar nitrógeno atmosférico al suelo, lo cual genera un mantenimiento de la fertilidad del suelo.