Cultivo de olivo

El cultivo de olivo se realiza de excelente forma en zonas donde las temperaturas extremas sean moderadas, y en donde las precipitaciones fluctúen entre los 400 y 800 milímetros al año. El olivo crece de muy buena manera en climas mediterráneos.

El árbol de olivo, también conocido como aceituno, es muy sensible a las temperaturas mínimas inferiores a los – 8 grados Celsius, por lo tanto no se recomienda su cultivo en zonas donde las temperaturas mínimas extremas sean cercanas a ese valor.

El olivo requiere de abundante luminosidad para que su crecimiento y desarrollo se realice de manera óptima. Este árbol necesita de un abundante riego si es que las precipitaciones anuales no alcanzan los 600 milímetros de agua caída.

El olivo, conocido científicamente como Olea europea, puede ser reproducido mediante la siembra de semillas o por el transplante de esquejes. La más recomendada es el transplante de esquejes, ya que el árbol alcanza el tamaño ideal para la producción de aceitunas en menor tiempo. Además el productor se asegura que el árbol tendrá buenas características productivas, si es que la ramita que transplantó es de un individuo que produce buenos frutos.

Debido a que es un árbol de grandes dimensiones, es necesario contar con un gran espacio para su cultivo. Cada árbol de olivo necesita entre 25 y 35 metros cuadrados para crecer sin inconvenientes.